Una parte importante de la sociedad dominicana ha visto como una afrenta que la Procuraduría General de la República presente como un “modelo” del Nuevo Sistema Penitenciario a una joven artista arrestada mientras intentaba sacar del país, escondido en sus zapatos y equipaje, 1.29 kilo de heroína rumbo a Estados Unidos.
La situación se torna más delicada si se tiene en cuenta que esa joven todavía no ha sido condenada, por lo que el Ministerio Público tiene la responsabilidad de instrumentarle el expediente acusatorio y gestionar en los tribunales una condena.
La joven Martha Heredia fue llevada el fin de semana a un programa de televisión donde se hizo una promoción previa que la trataba como una celebridad.
Ahora se sabe que hasta se le ha concedido permiso para que salga de la cárcel a grabar una producción discográfica, es decir, que continúe con su vida artística.
Es como si a un financista preso por fraude se le permitiera continuar siendo consultor, pues esa es su profesión.
Todos los reos merecen la oportunidad de regenerarse, incluso esa es una de las metas del sistema penitenciario, pero el Ministerio Público, al menos, debe esperar que se produzca una condena antes de empezar a presentarlo como una “modelo”.
¿No hay en el Nuevo Sistema Penitenciario ejemplos de personas que delinquieron por la falta de oportunidades o la exclusión social y que luego se regeneraron alcanzando hasta un título universitario?
El Ministerio Público debiera estar más empeñado en llevarla a juicio a ella y a sus cómplices de narcotráfico que en complacerla permitiéndole una “producción discográfica”.
Ya una vez el mismo Ministerio Público la trató con manos de seda cuando atropelló a una persona que perdió la vida.
A lo mejor le hizo un daño y en cierta medida posibilitó que cometiera un segundo crimen, esta vez de narcotráfico.
El mensaje que manda la Procuraduría con este caso no queda muy claro, en especial para los niños, jóvenes y adolescentes que se identificaron con esa artista.
Ediorial de El DIA.
1 comentario:
Quizas la intención fue buena, pero definitavamente el mensaje que se ha transmitido ha sido totalmente lo contrario a la intención.
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