Michell, ¿el "buenón" o el “malón"?


El salsero casi arma una rebelión en Puerto Plata por una botella Johnny Walker etiqueta “Azul”

Dicen que Michell no tiene arreglo. El cantante sale a veces con una actitud de engreimiento y mal genio que lejos de autoproclamarse “El buenón” de la salsa muchos consideran que debiera llamarse “El malón”.
En una fiesta que amenizaba junto al merenguero Rubby Pérez en Puerto Plata, Michell casi arma una rebelión porque quería de “juro a Dios” una botella Johnnie Walker etiqueta “Azul”, en el rango de precios la más cara de esa línea de whiskys.
Y fue que le dijeron que esa botella tendría que pagarla él, de sus propios bolsillos, porque muy exigente había sido en cobrar “alante” por su actuación, que por cierto fue diligenciada por el propio Rubby Pérez y quien a diferencias de Michell, fue más considerado con el humilde promotor del baile en términos de tarifa para que se llevara unos chelitos rendidos a casa.
El salsero exigió que le bajaran del tramo la costosa botella, que él asumía su pago porque no anda pasando vergüenza. Entonces se la "abrochó" junto a unos amigos que le acompañaban.
“A mi nadie tiene pagarme cuentas en esta discoteca, ni Rubby, ni Frank Reyes (el manager del merenguero) y mucho menos el que organizó este baile, yo consumo con lo mío, con mi dinero”, afirman testigos que sin reparos dijo un "molesto" Michell por el micrófono cuando se disponía a cantar.
Sin embargo se supo que tras finalizar su presentación el salsero “se hizo el loco” y se marchó sin pagar la cuenta.

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