Érase una vez un locutor llamado Alipio Coco Cabrera que estaba en la playa, donde paseaba con orgullo uno de sus tesoros más apreciado por él (ver esa "cosa" en su pantalón).
El hombre causó tanta sensación con esa "cosa", que en vez de una se consiguió tres chicas que no les importó compartir el "pastel". Él como todo un hombre espléndido y atrevido hasta se llevó para Nueva York su "harén".
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