Es valedera la queja de Anthony Santos de que dueños de clubes en donde se presenta aumentan de manera abusiva los precios de bebidas, pero muy bien debiera el bachatero predicar con el ejemplo en ser también un poco más moderado con la tarifa que cobra por sus actuaciones.
Como se sabe, Santos, al que no se le discute ser el bachatero más popular, exige hasta un millón de pesos por amenizar un baile, no importa que la capacidad del lugar donde se lleve a cabo el show lo compense o no.
Con su dinero no juega y no es fácil para un promotor o el dueño del establecimiento, que en algunos de los casos es quien contrata al artista, arriesgue una suma como la antes mencionada para solo trabajar para "el inglés", como se dice coloquialmente.
Se le hace obligatorio tener que buscar un "salvavidas" en los servicios de bebidas aunque reconozco que los hay que se pasan de la raya con los precios abusivos en las botellitas de whiskey que ofrecen a los clientes.
Y reitero, aplaudimos la protesta de Anthony Santos sobre el tema, pero sería bueno que la ley empiece por casa.
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