Lanzando piedras a los suyos, asi no se vale
La verdad es que no entiendo a algunos de mis colegas periodistas. Respeto mucho sus criterios sobre un tema en particular, pero eso de ir a Puerto Rico a un festival de merengue como el que organizó la licorera Brugal y relegar a un segundo plano el desempeño de la representación musical dominicana en dicho evento, está como muy fuerte.
Y es que se resalta más las actuaciones de grupos merengueros boricuas como si allá asumirían el mismo gesto con nosotros.
Leí en un periódico matutino ponderaciones como que en los artistas puertorriqueños se siente un dominio escénico, parafraseo improvisado y coreografías bien logradas, que dejan supuestamente atrás por muchas millas a la mayoría de los merengueros dominicanos. Una valoración que consideramos del todo exagerada.
Y luego se puntualiza que la actitud vanguardista que exhiben los exponentes musicales de Borinquen, debería servir de aliciente para una gran cantidad de merengueros criollos que aún tienen tareas pendientes en cuanto al buen manejo artístico se refiere.
Estaríamos de acuerdo con que algunos artistas nuestros se manejan como colmados, pero no se puede generalizar, porque también en Puerto Rico los hay, donde quiera se cuecen habas.
Sorprenden que a lo largo del escrito no se enaltece las actuaciones de los criollos Los Hermanos Rosario, Francisco Ulloa, Bonny Cepeda y Milly Quezada. De hecho, de esta última se llega a decir en pocas palabras que su presentación fue un fiasco.
No estuve en el festival de merengue en Puerto Rico y entendemos que como periodistas debemos ser críticos, mas no complacientes, pero el tomar un avión y venir aquí a escribir de la “maravillosa” maquinaria musical puertorriqueña y dejar a un lado a los nuestros, duele, y mucho.
Hiere además a decenas de artistas dominicanos que tratan de subsistir en un mercado no tan envidiable para la comercialización de la música como el de Puerto Rico.
Como podremos contribuir a la expansión de nuestros talentos si somos los primeros en subestimarlos. Jamás verán en la prensa boricua acciones similares contras sus artistas, ahí quizás está la diferencia en esa gran maquinaria que se alude.
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